█ A finales de los 70’s...

 A finales de los 70’s y principios de los 80’s terminan de crearse todos los grandes movimientos musicales, aunque están  el trip-hop, el plastic y otros movimientos mixológicos, de alguna manera vienen a apoyar lo antes dicho. Está época también coincide con el termino de las vanguardias en el circuito del arte. La tecnología pasa de ser algo institucional y burocrático a algo más cercano cuando se inicia el bang cibernético de Silicon Valley, simultáneamente también pasa a manos de la gente con la creación de la computadora personal. De pronto las minorías tenían voz, y sus primeras palabras fueron gritos de cultura. Las convulsiones internas debidas a los movimientos socioculturales no tardaron en darse, tenemos la explosión cultural del Bronx y Soho. Se dejó por un lado el avance para mirar a los lados, empezamos a ver por las ventanas de Windows y a conocer las realidades de nuestro vecino, el cual podía ser hombre o mujer, niño o adulto, de clase alta o baja, ser un estudiante tailandés o vivir en los suburbios londinenses. Por eso digo que en su mayor parte somos el resultado de los procesos socioculturales de esté período. La caída del muro de Berlín, la Perestroika y el LoveParade son solo la consecuencia de las explosiones minoritarias. Las nuevas piezas de arte celebran las nuevas relaciones interpersonales y los acercamientos de las conciencias de la gente. Nos enamoramos con la idea hippie de que todo está en todo. Berlín de pronto es tan cercana a Nueva York cuando Afrika Bambataa fusionó el mundo del Bronx con el de Krafwerk, después se unirían otros a los movimientos de fusión. En el ámbito artístico no faltan los objetos de múltiples contextos y las piezas con alusiones al ambient. Las apariencias se pierden al poder explorar nuestros egos virtuales a través del multimedia e internet. La relación entre todo y nada cada vez es más compleja, mientras la memoria de John Cage aparece en escena de un modo silencioso como a la vez estruendoso.



Como Einstein decía: Al parecer, no existe una norma fija en el universo por medio de la cual el hombre puede juzgar el movimiento absoluto… de cualquier… sistema en movimiento. El rechazar el mundo binario y entregarnos a la teoría del caos no significa entregarnos por completo a un total anarquismo de los procesos. Después de todo, al caer la primera ficha de domino es casi seguro que caerá la segunda y consecutivamente la tercera. Al decir ABCD ustedes continuaran mentalmente diciendo EFGHI.... Y dudó mucho que durante un juego en la mesa de ping-pong de Orozco, la pelota llegué a salir del cuarto. La realidad es pues, la fluctuación y relación entre todo y nada, entre orden y caos (la polaridad  entre caótico-cálido y cristalino-geométrico de Beuys). De la caja de zapatos de Orozco, se pasa al zapato, luego al pie para terminar con la construcción de la persona. Al igual que en la programación cibernética todo se basa en las posibilidades ofrecidas por el lenguaje binario. La economía no descarta completamente el teorema de laissez-faire para regresar a los equilibrios del mercado, lo cual ha derivado en el neoliberalismo. Adam Smith lo ilustró con innumerables ejemplos, más nunca matemáticamente. El mercado de libre consumo se convierte en la mejor democracia¹, la estadística y la ley del desorden algunas veces nos darán la razón, otras veces será el teorema del punto fijo.



En pleno holocausto de la Segunda Guerra Mundial se fisionaba el átomo. El átomo como unidad fundamental se desmorona ante la teoría del camino óctuple. Y fue entonces cuando aprendimos que todo se podía cortar, que todo lo relacionado con la cultura y el lenguaje se podía cortar y montar en nuevas y diferentes formas, principio de corte (montaje, assemblage, collage, bricollage, decollage, etc.). Los Atomistas de Orozco. Ya no somos artistas, sino estudiosos del montaje y el collage.



Foucault fue de los primeros en mostrarnos la interrelación del todo, Einstein lo haría más poético y abstracto al tratar de unir en una sola ley el macrocosmos y el microcosmos (teoría del campo unificado). Tablada nos mostraría que texto e imagen van tomadas de la mano. Stockhausen deambularía en la música con sus capas de silencios. En los 70´s, las conjunciones aportadas por la música estroboscopica nos recordarían está libre relación del todo. Ya no habría que esperar por el futuro, porque Kraftwerk y Giorgio Moroder (anteriormente Joe Meek) lo traían con sus aportaciones al pop. Está perdida del plano a futuro nos da una relegación del pasado e historia, y como escribiera Santayana: Los que se olvidan de la historia están condenados a repetirla. Lo que inmediatamente deriva en la consecutiva creación de la cultura de la amnesia. En un cambio de rumbo, el abrazar los procesos mecánicos ya no significaba negar nuestra humanidad, y en los últimos años la interfase entre tecnología y drogas se convertirá en un tema recurrente. Después del Fluxus y Brian Eno, el universo se vuelve caóticamente armonioso. Aprendimos a vivir con el caos, Escher lo plasmaría en sus cuadros. La urbanidad se vuelve mucho más holística y hedonista cuando dejamos aún lado lo específico para empezar a jugar con lo general. Todas las relaciones están en función del caos, una ley inmutable en la que nadie puede confiar.


Samuel Ayala Lozano


¹ En el sentido de la libre elección, pero sobre todo en el sentido de una posible disolución de clases altas-burguesas, y bajas-marginales, convergiendo todas en la clase media o al menos eso concluyen pensadores económicos tales como Smith, Barro, Samuelson, etc., sobre una economía de mercado perfectamente libre, aunque no cabe duda de que todos somos participes del mercado de consumo.

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