█ Persona

█ Persona

Persona, nombre, familia, genes, sexo, carne, piel, uñas, pelo, ropa, calzado, lentes, idioma, status, país, parabrisas, chasis, pintura, celular, ordenador, ondas sonoras, energía; y de pronto toda la idea romántica de relación entre espíritu y materia, y el deseo de conciliación de ambas se ha complicado. Como sugiere Coyne, la condición humana fluctúa entre el romanticismo y los discursos racionalistas, entre la unidad y la fragmentación, entre la trascendencia y el orden. Cada palabra, cada acción, cada pensamiento, cada forma de investigación no hacen sino remitir a los individuos de una instancia disciplinaria a otra (Foucault), donde la forma se amolda a la forma de los barrotes y donde se intenta demostrar que los objetos se contienen a sí mismos porqué al nombrarlos los estamos enjaulándolos en un barniz hermético. Los búnkeres están aquí y allá, sucediendo constantemente, delimitando y fraccionando arbitrariamente los objetos y personas, estableciendo nuevos enfoques a la poética de lo lleno y lo vació. Cada vez que un niño aprende a decir mamá,  o en el conceptualismo de Kosuth, en lo que implica aprender el concepto abstracto del número uno, en la teoría de los conjuntos de Cantor o en la teoría de los grupos de Galois, en la geometría euclidiana y en la geometría proyectiva de Poncelet, en el trompe-l’œil, en el nido de espacios mostrados por Riemann para demostrar lo geometría no euclidiana, inclusive en el suprematismo  de Malévich al pintar formas blancas sobre fondos blancos, en el modelo económico de Robinsón Crussoe utilizado por Marx y Barro, cada vez que dejamos flotar al objeto en el mercado y descubrimos que es inmediatamente aprisionado bajo los muros de la oferta y demanda, en el caos sin poder dejar de navegar en la ojiva de la curva de Laplace-Gauss, cada vez que la ley del desorden predice que un niño que parte de un farol con los ojos cerrados tarde o temprano regresara a su punto de partida, en cada kinder sorpresa, en cada escaparate de una tienda departamental, cada vez que los flyers nos muestran mundos inalcanzables a millones de años luz de distancia donde los objetos disfrutan de vidas autohedonistas y narcisistas¹, en cada lata de Campbell’s que Warhol nos presenta, en cada intervención de Christo y Jeanne-Claude, en la denominada caja idiota o cada vez que nos entregamos al ordenador, en el museo virtual de Jeffre Shaw, en cada uno de los territorios urbanos de placer ritual, en cada vitrina de Beuys, cada vez que Manzoni enlata su mierda o empaqueta un simple huevo con su huella dactilar, en cada habitáculo de Bourgeois, en la caja de zapatos vacía de Orozco, en cada texto distribuido por la tienda fluxus de Ámsterdam. Los Caifanes cantan afuera no eres nada, solo adentro; y Björk recita todos los muros son grandes.

-Todo acabado. Bolas –Se encaminó hacia la diminuta cocina ocupada, en buena parte, por latas vacías. Preparó sin entusiasmo la comida, harto de enlatados.

¿Sobrevivirá a las latas?- miraba melancólico la reserva de alimentos, hecha para durar una semana.

fragmento de El Bloqueo escrita por Murilo Rubião.

Derivando de Bourdeou, es el mismo contexto el que dicta el sentido del juego limpio, lo que esta permitido y lo que no, por eso hemos creado cárceles, albergues, centros de rehabilitación, reformatorios, orfanatos, asilos, hospitales, manicomios, instituciones mentales, etc. para todos aquellos que no puedan articular adecuadamente en nuestro entorno. Existe de antemano toda una maquinaria lista para nombrar, medir, clasificar y ordenar todo lo que va surgiendo; sin embargo cada institución, cada forma de prisión crea sus propias formas de locura y filia. A la par, no es de extrañar que la economía dudé sobre lo que realmente compra el consumidor al llevar a su hogar una pasta de dientes, puesto que está demostrado que el empaque de la pasta tiene un coste muy por encima de la pasta en sí misma. Claro, algo tan personal que va a la boca debe estar perfectamente protegido, o en su defecto simularlo. Según la enciclopedia china inventada por Borges, “los animales se dividen en (a) pertenecientes al Emperador, (b)embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación, (i) que se agitan como locos, (j) innumerables, (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (l) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón, (n) que de lejos parecen moscas². Los ejemplos no están muy lejos, por ejemplo cuando usamos la teoría de los conjuntos de Cantor para aparejar todas las fracciones con un conjunto infinito de números enteros. Tendríamos que los dos conjuntos infinitos son, por lo tanto, iguales; a pesar de esto, el conjunto de todas las fracciones incluye el conjunto de todos los números en virtud de términos tales como 2/1 ó 6/2, en otras palabras, aunque los dos conjuntos son iguales, uno contiene al otro como un subconjunto. Por eso Borges insiste en que no hay clasificación del universo que no sea arbitraria y conjetural, simplemente porque no sabemos qué es el universo, o esté ni siquiera existe en el sentido orgánico, unificador, que tiene esa ambiciosa palabra². De ahí la insistencia de Duchamp de llevar el objeto hasta el infinito (infra-mince), hasta el absurdo y pierda todo sentido con la realidad.  Así, en la paradoja propuesta por Zenón, el pobre de Aquiles bien podría correr por siempre, sin poder jamás alcanzar a una simple tortuga tortuga.

Samuel Ayala Lozano